lunes, 27 de febrero de 2012

¡Pelea por tu bendición!


2Re 4:16  Entonces Eliseo le prometió: —El año que viene, por esta fecha, estarás abrazando a un hijo. —¡No, mi señor, hombre de Dios! —exclamó ella—. No engañe usted a su servidora.
2Re 4:17  En efecto, la mujer quedó embarazada. Y al año siguiente, por esa misma fecha, dio a luz un hijo, tal como Eliseo se lo había dicho.
2Re 4:18  El niño creció, y un día salió a ver a su padre, que estaba con los segadores.
2Re 4:19  De pronto exclamó: —¡Ay, mi cabeza! ¡Me duele la cabeza! El padre le ordenó a un criado: —¡Llévaselo a su madre!
2Re 4:20  El criado lo cargó y se lo llevó a la madre, la cual lo tuvo en sus rodillas hasta el mediodía. A esa hora, el niño murió.
2Re 4:21  Entonces ella subió, lo puso en la cama del hombre de Dios y, cerrando la puerta, salió.
2Re 4:22  Después llamó a su esposo y le dijo: —Préstame un criado y una burra; en seguida vuelvo. Voy de prisa a ver al hombre de Dios.
2Re 4:23  —¿Para qué vas a verlo hoy? —le preguntó su esposo—. No es día de luna nueva ni sábado. —No importa —respondió ella.
2Re 4:24  Entonces hizo aparejar la burra y le ordenó al criado: —¡Anda, vamos! No te detengas hasta que te lo diga.
2Re 4:25  La mujer se puso en marcha y llegó al monte Carmelo, donde estaba Eliseo, el hombre de Dios. Éste la vio a lo lejos y le dijo a su criado Guiezi: —¡Mira! Ahí viene la sunamita.
2Re 4:26  Corre a recibirla y pregúntale cómo está ella, y cómo están su esposo y el niño. El criado fue, y ella respondió que todos estaban bien.
2Re 4:27  Pero luego fue a la montaña y se abrazó a los pies del hombre de Dios. Guiezi se acercó con el propósito de apartarla, pero el hombre de Dios intervino: —¡Déjala! Está muy angustiada, y el SEÑOR me ha ocultado lo que pasa; no me ha dicho nada.
2Re 4:28  —Señor mío —le reclamó la mujer—, ¿acaso yo le pedí a usted un hijo? ¿No le rogué que no me engañara?
2Re 4:29  Eliseo le ordenó a Guiezi: —Arréglate la ropa, toma mi bastón y ponte en camino. Si te encuentras con alguien, ni lo saludes; si alguien te saluda, no le respondas. Y cuando llegues, coloca el bastón sobre la cara del niño.
2Re 4:30  Pero la madre del niño exclamó: —¡Le juro a usted que no lo dejaré solo! ¡Tan cierto como que el SEÑOR y usted viven! Así que Eliseo se levantó y fue con ella.
2Re 4:31  Guiezi, que se había adelantado, llegó y colocó el bastón sobre la cara del niño, pero éste no respondió ni dio ninguna señal de vida. Por tanto, Guiezi volvió para encontrarse con Eliseo y le dijo: —El niño no despierta.
2Re 4:32  Cuando Eliseo llegó a la casa, encontró al niño muerto, tendido sobre su cama.
2Re 4:33  Entró al cuarto, cerró la puerta y oró al SEÑOR.
2Re 4:34  Luego subió a la cama y se tendió sobre el niño boca a boca, ojos a ojos y manos a manos, hasta que el cuerpo del niño empezó a entrar en calor.
2Re 4:35  Eliseo se levantó y se puso a caminar de un lado a otro del cuarto, y luego volvió a tenderse sobre el niño. Esto lo hizo siete veces, al cabo de las cuales el niño estornudó y abrió los ojos.[c]
2Re 4:36  Entonces Eliseo le dijo a Guiezi: —Llama a la señora. Guiezi así lo hizo, y cuando la mujer llegó, Eliseo le dijo: —Puedes llevarte a tu hijo.
2Re 4:37  Ella entró, se arrojó a los pies de Eliseo y se postró rostro en tierra. Entonces tomó a su hijo y salió.

La mujer sunamita, reconoce en Eliseo a un hombre de Dios y le prepara una habitación para que cuando éste visite la ciudad, se quede en su hogar. Muestra de servicio e interés de que el ‘hombre de Dios’ pase tiempo en su casa, por lo que se prepara para ello.

El profeta le entrega una palabra, sin que ella lo haya pedido aunque, en su corazón era un deseo. Si bien ésta se cumple, al cabo de un tiempo se ve enfrentada a una crisis: muerte de su hijo. Ante una situación como esta, cualquiera podría sentirse derrotado o creer que si ‘es de Dios’ sería fin de la palabra declarada… pero esta mujer peleó por mantener su bendición. ¿Cómo?

1. Con fe. Se mantuvo firme en la palabra que Dios le había entregado por medio del profeta, sabía que Dios podía revertir su situación a través de Eliseo (v.22-24).
No vio límites en las distancias ni en los recursos, ni menos en que el día quizás, no era el ‘apropiado’ para ir a visitar a Eliseo. Puesta su confianza en Dios fue en busca de lo suyo.

Sal 56:3  El día en que temo, yo confío en ti;
Sal 56:4  En ‘Elohim, cuya palabra alabo, En ‘Elohim he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?

2. Con determinación. Muchas veces al más mínimo ‘remezón’ perdemos la visión en el objetivo. No podemos ser fluctuantes e inestables. Debemos caminar EN una dirección CON una visión.

Heb 12:2  puestos los ojos en Jesús, el Autor y Consumador de la fe; el cual, por el gozo puesto delante de Él, soportó la cruz, y despreciando el oprobio, se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

Cada vez que nos vemos enfrentados a diversas pruebas, las tinieblas intentan por un medio u otro de hacernos olvidar por lo que peleamos. Nos nublan la visión, nos limitan, nos quitan las ganas y la pasión… y es precisamente ahí donde debemos actuar con sabiduría, estando alertas a sólo escuchar la voz de Dios.

3. Con violencia. Si hemos recibido palabras, ese es el punto INICIAL del cumplimiento. Depende de nosotros tomar la actitud correcta y con violencia arrebatar esa bendición y pelear hasta ver su cumplimiento. En el caso de la mujer sunamita, sabía perfectamente dónde ir, con quién hablar y, por sobre todo, ¡sabía qué buscaba! Y no dudó en pelear por ello, hasta que, obtuvo lo que quería (v.35-37).

Mat 11:12  "Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo conquistan por la fuerza.

Así como Jacob, al pelear con el ángel con el claro objetivo de recibir su bendición y, pese a que físicamente salió dañado, obtuvo lo que buscaba: ¡ valió la pena ¡

Gén 32:26  Entonces el hombre le dijo: —¡Suéltame, que ya está por amanecer! —¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob.

Sólo siendo violentos y con una visión clara podremos arrebatar las bendiciones que el cielo ya declaró para nosotros. No se trata de pasar a llevar al resto, sino de caminar escuchando al cielo, siguiendo el objetivo, confiando en Su palabra. Es la actitud nuestra lo que forjará el cumplimiento de las palabras declaradas.

Pro 3:5  Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propio entendimiento.

viernes, 17 de febrero de 2012

Herederos de la promesa


Heb 6:16 Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión. 
Heb 6:17 Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento. 
Heb 6:18 Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros.

La fe de Abraham estaba probada ya, por lo tanto no era necesario el juramento para demostrarle que la promesa se cumpliría. ¿Por qué entonces tuvo Dios que jurar? Por nosotros. Porque somos nosotros los que al buscar refugio, podemos fielmente aferrarnos a la promesa que Él dio, sellada con su juramento. Es necesario que Dios, en su inmenso amor nos recuerde que sus promesas son ETERNAS.

Núm 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?

Dios siempre tiene un objetivo, nada es porque sí. Cuando Él suelta una palabra, es porque su deseo es verla cumplirse en nosotros, y depende precisamente de nosotros el tomarla y activarla. Hacerla vida.

Isa 55:10  Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come,
Isa 55:11  así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos.

¿Cómo activamos esas promesas? Primero, con fe. Y fe, es obedecer. Obedecer al cielo, a la palabra que ha sido decretada en ti. La escuchas, crees y obedeces. Segundo, siendo hijos de Dios. Si bien muchos de nosotros nos decimos ser hijos de Él, ¿cuántos realmente le conocemos como Padre? ¿Cuántos actuamos como reales hijos de Dios? Un hijo tiene derechos. Tiene la HERENCIA del Padre, viene en su genética… y nosotros como hijos de Dios tenemos de Su genética, y todo lo de Él es nuestro por herencia. Quien puede determinar si nos comportamos como hijos, es el Espíritu; es el mejor espejo de lo que somos.

Rom 8:16  El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Rom 8:17 Y si hijos, también herederos: por una parte, herederos de Dios, y por la otra, coherederos con Cristo, ya que juntamente padecemos para que juntamente seamos glorificados.

Gál 3:26  Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús,
Gál 3:27  porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
Gál 3:28  Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
Gál 3:29  Y si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.

Si bien mucho hemos escuchado que este 2012 es un año de gobierno, de nuevos aires, de nuevos tiempos… esas seguirán siendo solo palabras si no existe una real determinación en nosotros de tomarnos de las promesas del Padre y trabajar por ellas, que sean nuestro motor de vida ¡hasta verlas cumplirse según Su diseño! No podemos pedir más y más cosas si no hemos sido capaces de cumplir con lo que Dios nos ha pedido… no podemos avanzar a la siguiente etapa sino hemos cumplido las expectativas de ésta. Si Él creyó en nosotros, en que podíamos hacerlo… ¿Quiénes somos nosotros para limitar Su plan?

Jua 14:12  Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho.

Dios nos ha dado promesas, nos dio de Su genética… su herencia. Envió a Su hijo a la cruz por nosotros, diseñó un plan perfecto para cada una de nuestras vidas, somos sus hijos. Creo que sólo falta escuchar, creer, obedecer y actuar. Es tiempo.

domingo, 12 de febrero de 2012

No basta sólo con pedir perdón


En estos tiempos pedir perdón quizás resulta un tanto fácil, ¡incluso es una palabra tan recurrente en el vocabulario habitual! o por otro lado, el mostrarse arrepentido no requiere de un talento especial. Lo que sí es un gran desafío es que nuestro arrepentimiento tenga fruto. ¿Fruto? Pues sí, es la consecuencia de reconocer nuestro error, confesarlo y arrepentirnos; con el ‘compromiso’ de no volver a hacerlo.

Mat 3:1  En aquellos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea.
Mat 3:2  Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca.»
Mat 3:3  Juan era aquel de quien había escrito el profeta Isaías: «Voz de uno que grita en el desierto: “Preparen el camino para el Señor, háganle sendas derechas.” »[a] (NVI)

En el verso 3, en la versión TLA dice «Alguien grita en el desierto: “Prepárenle el camino al Señor. ¡Ábranle paso! ¡Que no encuentre estorbos!”»
Es desechar todo lo que no permite la manifestación de Dios en nuestras vidas, sean pecados, iniquidades, aflicciones, problemas… es echar TODO a sus pies. Preparar el camino para Él y así se establecerá Su reino.

Isa 40:3  Una voz clama: ¡Preparad en el desierto el camino a YHVH! ¡Allanad en el yermo una calzada a nuestro Dios!
Isa 40:4  Que los valles se levanten; Que los montes y las colinas se abajen; Que lo torcido se enderece, Y lo escabroso se allane.

En lo natural, nadie puede entrar a un lugar si tiene algo que lo impida: como por ejemplo un mueble en la puerta. Así mismo, Dios no puede entrar en nosotros si tenemos asuntos pendientes. Es necesario que examinemos nuestro corazón con detalle para así determinar qué cosas son las  que podrían estar siendo estorbo para la manifestación del Reino en nuestras vidas.

Mat 3:6  Cuando confesaban sus pecados, él los bautizaba en el río Jordán.
Mat 3:7  Pero al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: «¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca?
Mat 3:8  Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.
Mat 3:9  No piensen que podrán alegar: “Tenemos a Abraham por padre.” Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham.
Mat 3:10  El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles, y todo árbol que no produzca buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Mat 3:11  »Yo los bautizo a ustedes con[b] agua para que se arrepientan. Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
Mat 3:12  Tiene el rastrillo en la mano y limpiará su era, recogiendo el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego que nunca se apagará.» (NVI)

En el verso 11, Juan habla del bautismo que hace Jesús con el Espíritu Santo -que en hebreo sería "rúaj haqadósh” y que traducido es “En el fuego del Espíritu de santidad”- por lo que no podemos estar ante Él sin estar santificados.

Heb 12:14  Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

Para un genuino arrepentimiento no basta sólo con pedir perdón. Es necesario:
 - Reconocer el pecado
 - Confesarlo
 - Dar fruto de arrepentimiento
 - No pecar más
 - Vivir en santidad

Así, Él podrá recoger su trigo: lo que Él espera cosechar de lo que ha sembrado.