1Cr 28:6 Me dijo: “Tu hijo Salomón edificará mi templo y sus atrios, porque lo he elegido como mi hijo, y yo seré su
padre.
1Cr 28:7 Y si él sigue
obedeciendo mis mandatos y ordenanzas como lo hace ahora, haré que su reino
perdure para siempre”.
1Cr 28:8 »Así que ahora, con Dios como nuestro testigo, y a la vista de
todo Israel —la asamblea del SEÑOR— les doy este encargo. Asegúrense de obedecer
todos los mandatos del SEÑOR su Dios, para que esta buena tierra siga en su
posesión y la dejen para sus hijos en herencia permanente.
1Cr 28:9 »Y tú, Salomón, hijo mío, aprende
a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues
el SEÑOR ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo
encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre.
1Cr 28:10 De modo que toma esto en serio; el SEÑOR te ha elegido para
construir un templo como su santuario. Sé
fuerte y haz el trabajo».
Mucho
se ha hablado de la paternidad en este tiempo, pero ¿realmente sabemos cómo ser
padres? Y no hablo sólo de padres físicos, sino que de padres que guían,
exhortan, discipulan, enseñan, corrigen, como un maestro a su discípulo. Aquí Dios le habla a David, acerca de lo que
hará con su hijo Salomón.
David es el adorador por excelencia. Tenía un
corazón conforme al de Dios (Hch 13:22 Pero Dios quitó a Saúl y lo reemplazó con David, un hombre de quien
Dios dijo: “He encontrado en David, hijo de Isaí, a un hombre conforme a mi propio corazón; él hará
todo lo que yo quiero que haga”).
David
invertía tiempo de intimidad con Dios, y eso tiene su recompensa. Dios no es
deudor de nadie, por lo tanto lo que David conquistó se hereda a las siguientes generaciones. El que David haya sido un
adorador conforme al corazón de Dios le permite a Salomón, tener una plataforma
donde comenzar su ministerio, su llamado. Este es un buen ejemplo de la frase
‘de los lomos hacia arriba’ ya que lo que el padre (David) construyó, le sirve
al hijo (Salomón) como su punto de
partida y ya no debe pelear con lo que su padre peleó, sino que puede ir
por más porque ha sido posicionado en un nivel más alto que el que su padre
logró.
Por
esto es tan importante que nosotros, esta generación nos levantemos como
verdaderos Padres, siendo un ejemplo para las generaciones que vienen, pudiendo
entregarles no sólo experiencias vividas sino que herencia.
¿Y cómo aprendemos a ser padres?
Antes de aprender a
ser padres, debemos ser hijos. Siguiendo con el ejemplo de David, Él era un
Hijo de Dios y el invertir tiempo en Su presencia lo capacita como un padre,
siguiendo el modelo del Padre de padres.
Es muy conocida la frase de ‘nadie enseña a ser papás’ pero hay una
excepción: Dios si enseña.
Mat 5:48 Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en
el cielo es perfecto.
En este verso, la palabra perfecto en el original significa
COMPLETO en crecimiento, mentalmente y de carácter. Y a su vez, deriva de télos que se refiere al punto de límite,
conclusión, resultado o propósito.
Nuestro
propósito es ser perfectos como el Padre, completos. Siguiendo Su modelo de
paternidad para plasmarlo en los hijos de Reino y así el día de mañana ellos
mismos puedan ser padres al haber
aprendido de un modelo correcto.
¿Y cuál es el rol
de los hijos?
Ahora, si bien es relevante que los padres conquisten,
peleen y venzan para heredar la mejor plataforma a los hijos, éstos también
tienen responsabilidad. Volviendo a los versos iniciales (1 Crónicas 28:6-10)
Dios le entrega una responsabilidad a Salomón pero bajo ciertas condiciones:
1. Y si él
sigue obedeciendo mis mandatos y
ordenanzas como lo hace ahora, haré que su reino perdure para siempre” (1Cr
28:7). Salomón ya estaba caminando en obediencia a Dios,
pero Él recalca que es necesario que siga
obedeciendo. No basta sólo con que nuestros padres (físicos y/o espirituales)
nos otorguen la herencia de lo que han conquistado, sino que como hijos debemos
permanecer fieles a lo que el Señor está demandando, caminar en obediencia a su
voz y esa es nuestra mejor adoración.
1Sa 15:22 Pero Samuel respondió: —¿Qué es lo que más le agrada al SEÑOR:
tus ofrendas quemadas y sacrificios, o que obedezcas a su voz? ¡Escucha! La
obediencia es mejor que el sacrificio, y la sumisión es mejor que ofrecer la
grasa de carneros.
Y no sólo Salomón
debía mantenerse fiel a los mandatos de
Dios sino que el pueblo entero (v.8) para que las siguientes generaciones
pudieran habitar en el terreno conquistado.
2. »Y tú, Salomón, hijo mío, aprende
a conocer íntimamente al Dios de tus antepasados. Adóralo y sírvelo de todo corazón y con una mente dispuesta. Pues
el SEÑOR ve cada corazón y conoce todo plan y pensamiento. Si lo buscas, lo
encontrarás; pero si te apartas de él, te rechazará para siempre (1Cr 28:9).
Al buscarlo, estrechamos la distancia entre la palabra que Dios ha soltado y el
cumplimiento de ella. Dios le encomendó la misión de construir el templo, pero
Salomón requería de invertir tiempo en su presencia.
3. De modo que toma esto en serio; el SEÑOR te ha
elegido para construir un templo como su santuario. Sé fuerte y haz el trabajo» (1Cr 28:10). Vuelve
a recalcar el hecho de que es una gran responsabilidad pero, cuando Dios llama
Él respalda. Salomón debía cumplir con su ‘parte’ porque Dios ya había determinado su propósito.
La paternidad es un diseño que nace del corazón del
Señor. Él es el Padre de padres, el modelo y ejemplo a seguir. Pero para
nosotros poder ejecutar ese diseño según Su corazón, debemos posicionarnos
donde Él nos ha llamado, ser valientes, conquistar, ganar, conocerlo
íntimamente, ser llenos de Él, adorar y aprender
a ser hijos. Así, podremos ser padres según el modelo que Dios ha
determinado.
Cada vez que hablemos de paternidad, recordemos que una
buena base (como lo hizo David) sumado al caminar en obediencia al Padre te
lleva a la perfección (ser completo): ser un ejemplo de vida como hijo
primeramente y luego como padre para así llegar a nuestro propósito eterno: SER
MÁS COMO ÉL.